La ola perfecta
- Jiuangrid Figueroa
- 28 abr 2015
- 3 Min. de lectura

La sociedad de hoy nos ha domesticado para ser en apariencia fuertes, sin dejarnos saber que la maquinaria que compone el sistema de nuestra vida y reacciones es sumamente compleja. Peor aún, nos venden a precio barato el dolor y los límites, nos educan para hacernos creer que no debemos vivir con ellos cuando en realidad la salida es hacer de nuestros sufrimientos un soporte inteligente y resistente para continuar.
Está entrada es un espacio para acercarme a la admirable historia de Bethany Hamilton, una surfista hawaiana que sobrevivió a un ataque de tiburón y en el hecho perdió su brazo izquierdo. Hamilton comparte la etapa más dura de su vida, y el instante que la llevó a cuestionarse si las olas, el mar y el sol realmente eran parte de su vida. Además su motivaciòn y constancia demuetran que conquistar la meta a veces requiere de renunciar a la comodidad y la rutina para tomar otro camino hacia la cima.
Frente a una realidad dolorosa, es inevitable cuestionarnos innumerable cantidad de veces la razón, el tiempo y la circunstancia que nos causan dolor, sufrimiento y con ello la angustia y el temor. Esto ocurre porque vemos muy de cerca el problema y nos concentramos tanto en ello que olvidamos por completo lo que está fuera, no expandimos nuestra mente y nos limitamos a las emociones que nos dominan.
Bethany demostró ser una chica de buen corazón y un carácter formidable que se fortaleció con el paso del tiempo. Una surfista que traslado su don hasta Tailandia en 2004 cuando viajó como voluntaria para ayudar a las víctimas del Tsunami. Una actividad que le permitió hacer catarsis y apreciar el amor incondicional de su familia y sus amigos por impulsarla a tener una vida donde no renunciara a sus sueños "contigo todo es posible" es una de las frases más emblemáticas que repetía el padre de Bethany.
"Dicen que los caminos del señor son misteriosos, para mí, eso es poco ¿Quién habría dicho que enseñar a un niño a surfear me enseñaría a mí que surfear no es lo más importante del mundo. Que hay algo más importante - el amor-, más grande que cualquier otra ola, más poderoso que cualquier otro miedo (...)", fueron las palabras de Bethany al afrontar el desastre, el dolor y la muerte que arrasó con las costas de Indonesia, Sri Lanka, India, Tailandia y otras zonas cercanas.
Muchas veces enfrentar el dolor de una pérdida, alejarnos de nuestros seres queridos, cuestionar hacia donde vamos, renunciar a lo que no nos hace sentir bien, cerrar ciclos y otras tantas circunstancias nos llevan a medir, apreciar o valorar lo que es realmente importante. El temor a lo que puede venir luego de las decisiones es producto de nuestra imaginación y cuesta más de lo normal ser honestos, centrados y firmes en situaciones de dolor.
Sin embargo, cuando nuestro propósito de vida madura ( o por lo menos se acerca a formar parte de nuestra realidad) comprendemos que cualquier sacrificio vale la pena y forma parte de nuestro sueño. Bethany no pudo resumirlo mejor concluyendo con estás líneas "Nací para hacer surf, por eso me levanto todos los días temprano, soporto las quemaduras, irritaciones, los cortes y el agotamiento de los músculos y aprendí que la vida es muy parecida al surf. Cuando quedas atrapado en la corriente tienes que volver a levantarte, porque no sabes que hay después de la siguiente ola. TODO".
PD: Tal cual como Hamilton no debemos arrepentirnos de vivir lo que nos ha causado dolor porque nos ha hecho fuerte, nos ha transformado y nos ha ayudado a trascender.
Commentaires